Cuando el insulto se vuelve moneda corriente se naturaliza y se corre el peligro de establecerlo como presupuesto del vínculo o lazo social: "es creer que si no insultamos no podemos iniciar una conversación", advirtió la coordinadora del Laboratorio de Estudios sobre Democracia y Autoritarismos de la Unsam.
Laboratorio de Estudios sobre Democracia y Autori
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