El avance de la inteligencia artificial y su influencia en las aulas

La irrupción del Chat GPT y otros sistemas informáticos marcó un punto de inflexión al obligar a los docentes a repensar nuevas estrategias pedagógicas. Qué dicen los docentes al respecto.

Nacionales17/09/2023
estudiantes universidad

El avance de las nuevas tecnologías significó un punto de inflexión para la educación. Cada vez hay más herramientas al alcance para que los estudiantes puedan resolver las consignas que brindan los docentes. Lo que empezó con Encarta y Rincón del Vago, se fue sofisticando hasta llegar al Chat GPT y la inteligencia artificial, aplicaciones que –aunque todavía presentan defectos– son capaces de crear textos originales. Frente a esta cuestión, que incluye docentes resignados y estudiantes que buscan en estas herramientas una forma fácil de aprobar, la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes dialogó con especialistas en Educación para abordar diferentes aristas de este fenómeno.

“El sistema educativo tiene que repensar mejor en todos sus niveles qué es lo que quiere evaluar y qué le pide al sujeto que aprende. Porque muchas veces el talón de Aquiles de una evaluación y del uso de cierta tecnología está más relacionado a lo que se pide o evalúa, que con las herramientas que pueden ayudar o reemplazar ese proceso de aprendizaje”, señala Roberto Abdala, director de la licenciatura en Educación de la Universidad Nacional de Quilmes.

Para citar un ejemplo, de manera reciente, un docente de la Universidad Complutense de Madrid fue noticia porque alrededor del 10 por ciento de sus estudiantes utilizaba el Chat GPT para realizar los trabajos prácticos. Entonces, su solución fue volver al “examen tradicional” que consiste en memorizar libros sobre historia española.

Ximena Carreras Doallo, directora de los profesorados de la UNQ, agrega: “Tenemos que capacitarnos para usarlas y no tener miedo de emplearlas en las clases. En este sentido, la universidad es un espacio para que pensemos a la par con docentes, investigadores y estudiantes para no terminar en ‘no las uso porque no sé cómo controlarlas’. No es momento para sacarlas del aula, y más en esta coyuntura política, social y cultural, sino para incluirlas y ver qué podemos hacer con eso, porque están disponibles y se utilizan”.

Ventajas y desventajas

No necesariamente las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial son aspectos que perjudican a la educación. De hecho, el aislamiento social y preventivo ocasionado por la covid aceleró procesos que incluyeron aulas virtuales, videollamadas, textos digitalizados y herramientas de trabajo grupal.

“Creo que son muchos más los aspectos positivos que los negativos, que en realidad están relacionados a la falta de cambio o adaptación de las personas adultas. El conocimiento circula de distintas maneras y está más disponible para las personas. Hay más acceso a videos, audios, gráficos, libros y artículos científicos que hace 20 o 30 años era difícil acceder”, sostiene Mariana Capello, directora de la Escuela Secundaria Técnica de la Universidad Nacional de Quilmes.

Por su parte, Abdala advierte que cuesta encontrar los usos de estas nuevas herramientas. “Antes del coronavirus había toda una biblioteca que hablaba del avance de la tecnología educativa y que eso iba a permitir procesos de individualización. Sin embargo, la pandemia nos mostró que estábamos muy lejos de saber usar y sacar provecho de esto. Todavía hay un camino por hacer que quizás la emergencia lo propició”, reflexiona.

En cuanto a las desventajas, el director de la licenciatura en Educación resalta que el sistema educativo está acostumbrado a que la evaluación sea repetir lo que explica el docente en clases, y la reproducción de información cada vez es más sencilla de reemplazar. “Lo que hay que poner en juego, y obviamente lleva mucho más trabajo, es la elaboración de formas que hagan pensar y nos muestren qué procesos didácticos hay de parte de cada estudiante. No te pido que me digas algo que ya sabemos, sino cómo se puede insertar eso en otro tipo de reflexión”.

Desafío por delante

La educación está marcada por dos palabras claves: enseñar y aprender. A partir de ahí, se desprenden una serie de interrogantes acerca de los contenidos, su abordaje y su manera de evaluar cuánto aprendió la otra persona. “La posibilidad de plagio y las inteligencias artificiales nos exigen preguntarnos cómo nos relacionamos con este individuo que quiere aprender, qué pretendo enseñarle y cómo puedo evaluarlo. Hay muchas formas de evitar caer en algo estandarizado y fácilmente reproducible que pasaba con Rincón del Vago y ahora pasa con Chat GPT”, afirma Abdala, quien también es docente del Departamento de Ciencias Sociales.

En este contexto, uno de los desafíos que tienen los docentes es la creación de consignas que no busquen la repetición de la información, sino que sean nuevos modelos que generen interés en la persona que aprende y que lo ayude a pensar por sus propios medios.

“El desafío es que los trabajos que se piden para la casa involucren no sólo una consulta y copiar algo textual, sino una reinterpretación que nos dé pie para algo más que ocurre en el aula. El objetivo es arbitrar los medios para que esas tareas puedan representar instancias reales de aprendizaje y de enseñanza, que es lo que tiene que suceder en el aula“, destaca Capello.

“Como dice la especialista Melina Furman, hay que ir muy a lo esencial para buscar lo que se llama aprendizaje profundo y lograr cosas que realmente se signifiquen en aquel que está aprendiendo. Hay que ir a los núcleos de aprendizaje que le permitan a la persona pensar y desenvolverse. Quedarnos menos con la enciclopedia y afianzar aquellas cuestiones que ayuden a repreguntar y generar curiosidades sanas, válidas y genuinas”, subraya Abdala.

Por Nicolás Retamar- Agencia de Noticias Científicas de la UNQ.

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